La Plaza de la Trinidad estaba como en los buenos tiempos: llena hasta la bandera y con el público participando plenamente en el espectáculo ofrecido por un pletórico Jamie Cullum. Tocando el piano y la guitarra, bajando a cantar en medio de la gente, siempre simpático y comunicativo, Cullum dejó una sonrisa en la boca a todos los que estaban en la histórica plaza, que también disfrutaron con la actuación previa de Mélissa Laveaux.
Fuente: Heineken Jazzaldia
|