 La Fundación Centro Ordóñez-Falcón de Fotografía inaugura la exposición de Wolfgang Tillmans y de una obra maestra de Aaron Siskind, hoy viernes 7 de julio en el Espacio DV (c/ San Martín 5).
Wolfgang Tillmans
ALEMANIA, 1968
¿Fotógrafo? ¿Artista? ¿Artista que emplea la fotografía para cuestionar los códigos tradicionales de la representación? Wolfgang Tillmans es uno de esos artistas inclasificables, en tanto que su práctica desplaza las previsiones asociadas a un medio en particular, abriéndose a un búsqueda y una
ambición de mayor envergadura, tanto en el plano estético como en que bien merece denominarse planoexistencial. Se trata de lo que el artista ha descrito como «captación del sentimiento de estar vivo».
Tillmans ha pretendido captar tal sentimiento de urgencia, de inmediatez, fotografiando la gente circundante de su generación, tanto conocida como la que no, su indumentaria, todo un estilo de vida, imágenes que han sido publicadas en revistas como ID o The Face. Al mismo tiempo, en los años 90, Tillmans inventó para ellas una nueva forma de representación museística consistente en la creación de auténticas instalaciones o ambientes con fotografías de formato desigual, sin marcos, en una mezcla de simplicidad y gran sofisticación en la composición del conjunto. Asimismo, puede afirmarse que supo captar admirablemente «la experiencia total» de una generación a través de una
fotografía liberada, en cierta manera desacralizada, pero de la que él se vale como un sensor ultrasensible.
Aaron Siskind
Aaron Siskind (Nueva York, 1903 – Rhode Island, 1991) es el principal exponente del desarrollo de la abstracción en el ámbito de la fotografía americana. En paralelo a su trabajo artístico, ejerció una extensa e influyente actividad docente en el Instituto de Diseño de Chicago y en la Escuela de Diseño de Rhode Island.
Aunque se inició en la influyente Photo League de Nueva York en los años 30, donde realizó excelentes trabajos como Harlem Document (1937-1940), se distanció rápidamente del documentalismo social para adentrarse en un terreno de investigación formal. Prescindiendo de toda referencia naturalista, usando primeros planos o puntos de vista inusuales, aislando los objetos de su contexto y eliminando la perspectiva, Siskind aborda la fotografía como una superficie plana, cercana al espacio pictórico, en la que los elementos figurativos se transforman en composiciones abstractas.
A lo largo de su trayectoria, Aarón Siskind mantuvo una estrecha relación, tanto de amistad como de influencia recíproca, con el expresionismo abstracto de Willem de Kooning, Barnett Newman o Franz Kline. Así, entre 1972 y 1975, realizó una extensa serie de fotografías que denominó Homenaje a Franz Kline. Son cinco grupos de imágenes: dos realizadas en México, dos en Perú y una en Roma. A esta serie pertenece la obra “Lima 58”, en la que puede apreciarse el intenso diálogo con la pintura de su amigo Fanz Kline.
En ella, Siskind reencuadra un graffiti –una de las muchas marcas que podemos encontrar en cualquier ciudad - y lo reconfigura estéticamente, convirtiendo sus trazos en pinceladas sobre el papel fotográfico a modo de ideogramas y gestos caligráficos. Los cuatro bordes de la imagen sirven aquí para extraer del mundo real y cotidiano elementos abstractos, a modo de signos pictóricos, que configuran una caligrafía visual cargada de un sentido enigmático y poético.
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