 Todo el mundo estaba espectante ante lo que iba a ocurrir en Barcelona. La ráfaga de plantones con que tenían acribillados a sus incondicionales, dejaba una sensación extraña para este concierto. Pero los Rolling son únicos y el público lo sabe, por eso con el primer número se hizo perdonar el grupo los tres plantones que dieron el año pasado.
Imposible no sentir simpatía por los baqueteados superhéroes en cuanto Keith Richards disparó un riff crudo y desaliñado hasta decir basta. Y en cuanto Mick Jagger activó la función rabo de lagartija, que ya no abandonaría hasta el final de la velada, no tanto para presumir de forma atlética como para transmitir energía al respetable.
Los Stones siguen manteniendo su poder de atracción, y en Barcelona volvieron a repetirse las escenas de siempre, con centenares de personas congregadas durante varias horas antes del concierto en la puerta del estadio. La espera, no cabe duda por lo visto y oído, valió la pena.
Hoy en Donosti está todo preparado para una noche inolvidable de rock. Estamos seguros que lo van a dar todo de sí, como siempre. Y dado que el tiempo no perdona, nos tememos que esta es la última vez que los podremos ver en nuestra ciudad.
No desaprovechen la ocasión. Se arrepentirán, seguro.
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