 El éxito del kursaal es un hecho incontestable. Quienes apostaron por este singular edificio acertaron plenamente. No solamente porque es un elemento identificativo de la ciudad, sino porque desde un punto de vista económico da beneficios, algo impensable en su momento.
Es claro y de justicia decir que el edificio no se vende por si mismo y que detrás hay un equipo profesional y magníficamente dirigido que ha logrado situar al mismo en unas cotas de rentabilidad cercanas al 90% de ocupación media.
El hecho es que se ha quedado pequeño y más de 100 congresos no se han podido realizar en sus instalaciones por falta de espacio, lo que está llevando a sus rectores a estudiar la necesidad de ampliar con una nueva sala de más de 3.000 metros cuadrados.
La misma se ubicaría bajo el paseo y se conectaría subterráneamente con el cubo pequeño. El proyecto está en manos de los técnicos que realizarán un estudio geotécnico y elevarán una consulta a la Dirección de Costas.
Lo que queda claro es que San Sebastián es un polo de atención desde el exterior y hay que dotarse de infraestructuras para no quedar descolgados. |
