El Palacio Miramar y su parque abarca una superficie de 34.136 m2, limitados, por el norte, por los jardines de Ondarreta, las peñas y el mar, por el sur, con el Paseo de Pío Baroja, por el este, con el Paseo de Miraconcha y, por el Oeste, con el Paseo de los Miqueletes.

El palacio fue proyectado por el arquitecto inglés Selden Wornun, en 1888, pero fue llevado a cabo por Benito Olasagasti, bajo la dirección del arquitecto José Goicoa. El palacio consta de sótano y tres plantas, las dos primeras eran las de uso privado y la última, abuhardillada, estaba reservada para la servidumbre.

San Sebastián se había convertido en la capital del turismo desde que a mediados del siglo XIX la familia real española comenzara a veranear en la ciudad. Esto dio lugar a que el Ayuntamiento empezara a barajar diferentes ubicaciones para edificar una residencia digna de los monarcas.

La Corporación Municipal finalmente optó por la ubicación actual tras desechar el adquirir el Palacio de Aiete, propiedad de la Duquesa de Bailén, y que, desde 1887, era utilizado por los Reyes como residencia de verano.

Sin embargo, la Reina María Cristina, "por no querer aceptar el sacrificio que supondría para el Ayuntamiento", compró, en 1888, la posesión que el Conde de Moviana tenía en Miraconcha

La primitiva finca ha ido ampliándose con diferentes adquisiciones, lo que le ha permitido crear un entorno envidiable de jardines y bosque.
La finca y Palacio de Miramar es, desde agosto de 1972, propiedad del Ayuntamiento de San Sebastián. Su situación sobre la Playa de La Concha y la Playa de Ondarreta hacen de él uno de los lugares más visitados por los donostiarras y por aquellos que visitan la ciudad.